Las terapias psicológicas, ayudan a las personas a lograr un cambio a nivel de pensamiento, sentimiento y conducta con la ayuda del terapeuta, quien lo acompañará a adquirir y promover la sensación de auto-confianza, a ser más conscientes de sus creencias erróneas y enseñarle a aceptar realidades que no puede cambiar.
Pablo Vela, Psicólogo Orientador, con 30 años de experiencia que labora en la Clínica de Especialidades Médicas, explica que en la terapia familiar específicamente se busca entrar en coparticipación, ver cómo interaccionan y está estructura la familia.
El terapeuta actúa como un mediador del cambio, a través de la participación para producir cambios.
Los problemas que se pueden abordar en la terapia familiar son múltiples, tales como ansiedad, depresión, adicciones, trastornos alimenticios, problemas de pareja, dificultades con los hijos, crianza, escolaridad, conducta emocional, cambios inesperados, cambios en el ciclo vital de la familia (nacimiento, adolescencia) reestructuración familiar (adopción, casamiento de alguno de los padres, divorcio), entre otros.
Este tipo de terapia nos permite dar una mirada integral al problema y validar los diferentes puntos de vista de los involucrados, en un ambiente que les genere seguridad y contención, con la esperanza de que existe una solución.
También es importante señalar que toda familia, dentro de su ciclo, experimenta un periodo de crisis, que puede ser dada por causas internas o externas a la familia y puede durar un corto o largo tiempo.
En estas situaciones, cuando experimentamos la sensación de pérdida de control de la situación y que esto está deteriorando las relaciones al interior del sistema, sería mucho mejor acudir a un profesional para que nos asesore en la búsqueda de soluciones.
He trabajado en el campo escolar secundario en algunos planteles como psicólogo orientador, soy fundador del Instituto especial “Agustín Cueva Tamariz” de la ciudad de Cuenca, director del Instituto de parálisis cerebral del Azuay, asesor de prácticas de la Universidad del Azuay, igualmente he dictado talleres en el hospital regional, en SOLCA, dijo Pablo Vela.
La migración de padres y madres que dejan a sus hijos ha afectado en los adolescentes, en ocasiones quedan en buenas manos y no enfrentan serios problemas, pero otras crecen en riesgo de abandono, maltrato y problemas psicológicos.
Dentro de mi experiencia he asistido a muchos adolescentes con un alto índice de ansiedad, depresión, deserción estudiantil, filiación a pandillas o grupos, violencia, entre otros. El impacto más grave se da con el aumento de los suicidios.
Es por ello que la terapia familiar o individual es necesaria para personas que presentan problemas o necesitan dialogar con alguien, dejemos a un lado la idea que solo requieren ayuda aquellas que están “locas”. (VGS)
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