Desde la entrañas del
cerro Cojitambo se desprenden grandes rocas para ser convertidas en hermosas
piezas arquitectónicas.
A
fuerza de martillo y cincel, con el sudor que salen de sus frentes, y sus manos
callosas los maestros picapedreros Marcelo Campoverde y Manuel Landi van dando
forma a las piedras para convertirse en hermosas piezas que adornarán casas,
jardines y parques.
Desde
el alto cerro del Cojitambo traen en volquetes piedras enormes de distintas
formas, así como columnas para cumplir los variados gustos de personas que
desean comprar o hacer un pedido especial de acuerdo a sus gustos.
Variadas piezas como bordillos, piletas,
adoquines,
pilares, figuras de animales y aves, lápidas, cruces, bateas, revestimientos
para gradas y otros objetos decorativos denotan la creatividad y habilidad de
los artesanos de convertir a la roca en toda una obra de arte. (PV)
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