Rosa Elena Ordóñez tiene 90 años de edad, pero todos los días del
año recorre las calles de Azogues, Biblián y viaja a Cañar vendiendo periódicos,
revistas, el lotto. No le importa el frío de la mañana, ni el riesgo que
significa transportarse en los buses, ella trabaja para poder mantenerse.
Su rutina inicia a las 4 de la mañana, Rosa Elena arregla su hogar y
de inmediato va a recoger el periódico en el terminal terrestre y desde ahí
aborda un bus que le traslade a la ciudad de Cañar.
Una pequeña banca del parque central de Cañar es mi puesto de
trabajo, donde llego a las 7 de la
mañana. Las personas que me conocen pasan llevando el periódico y termino mi
venta a eso de las tres de la tarde,
hora en que retorno a descansar y esperar otro día más de labores.
Los sábados en cambio me ubico en la acera del recinto ferial desde
las cinco de la mañana aquí en Azogues, junto con mis dos hijos, que me ayudan
a colocar todos los periódicos, revistas
de colección que salen los fines de semana y son muy buscados.
Los días domingos, de igual manera viajo temprano a Biblián que es
feriado, pero como no tengo un lugar fijo, recorro las calles entregando ejemplares,
aunque ahora el dolor de los pies es más constante por tanto caminar y por mi
edad.
El dinero me sirve para mi sustento diario y para pagar el pasaje
todo los días en bus.
Tengo seis hijos y uno que falleció que se llamó Jacinto Ordoñez, él
me enseñó a trabajar en esta actividad, por lo que siempre le estaré
agradecida.
Mis tres hijos viajaron a Estados Unidos, son quienes me ayudan a
pagar la renta de un cuarto enviándome un
poquito de dinero, ya que ellos tienen sus hogares y la situación allá también
es difícil. No veo muchos a mis hijos, nietos y bisnietos debido a mí trabajo y
a los otros porque se encuentran lejos.
Antes de iniciar con esta actividad, para criar a mis hijos me
dicada a lavar ropa o realizar cualquier
trabajo para poder salir adelante.
Desde hace poco tiempo empecé
a recibir el bono de solidaridad. Hace dos semanas me robaron 150 dólares de mi
bolsito, dinero destinado para pagar los periódicos, y ahora todo lo que gano
ahorro para poder cancelar la deuda.
Mucha gente me conoce como “abuelita”, lo que me pone muy contenta
porque la gente siente cariño por mí, en ocasiones hasta me regalan ropa para
vestirme.
La venta de periódicos del
sábado es la que deja algún dinerito demás, por la cantidad que se vende. Aquí
descanso un poco porque tengo ayuda.
A pesar de vivir sola no se queja de la vida que ha llevado, el
cariño de sus hijos, familiares y clientes son el mejor el regalo para
continuar trabajando mientras tenga salud y pueda desplazase por sí misma a
Biblián y Cañar,
Cuando ella sienta que ya no lo puede hacer se retirará con la
satisfacción de que con pobreza y necesidades ha sacado adelante a su familia,
pero que nunca se quejó de su situación económica, por eso Dios le ayudado
siempre. (VGS)
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