La falta de control por parte de los directivos o de los comités de
bares escolares sería la causa para que los estudiantes de las diferentes instituciones
educativas continúen consumiendo productos chatarras.
A decir de Susana González, nutricionista de la dirección provincial
de Salud del Cañar, en la mayoría de planteles existen comités
interinstitucionales que están conformados por el rector, el representante del
gobierno estudiantil, un padre de familia y un personal de salud que se
encargan de la inspección periódica a los sitios de expendio, pero los que
continuamente ingresan a los bares son los profesores.
Sostuvo que al momento se logró eliminar las gaseosas y algunos
productos chatarras, pero todavía hay falencias porque se está vendiendo productos
no adecuados, por ejemplo, las galletas rellenas que tienen bastante grasa y azúcar.
Según la funcionaria, uno de los problemas también es la falta de
higiene y el almacenamiento de los utensilios de cocina, porque los bares
escolares no tienen un espacio adecuado. “Cuando se va a un bar, es un lugar
pequeño que no tiene lavados, ventanas y no está pintado” dijo.
A fin mejorar estas condiciones higiénicas, aseguró que en el
seguimiento que realiza a estos locales, se hace recomendaciones para que se
difunda a todos los profesores e inclusive se pide que se den charlas de
alimentación a los estudiantes.
Les
gustan las golosinas
Los administradores de los bares dicen que hacen coladas nutritivas
y disponen de frutas, pero estas se dañan porque los chicos están acostumbrados
a consumir golosinas, o cuando en el establecimiento educativo no las
encuentran, guardan su dinero y compran en la primera tienda que esté abierta.
Asimismo, existirían algunas instituciones en las que las mismas maestras
hacen vender a los estudiantes las golosinas para sus paseos, situación que
está prohibida. De igual forma, otro de lo inconvenientes son los vendedores
ambulantes que se ubican a pocos pasos de los establecimientos educativos.
La nutricionista señaló que se ha dialogado con los alcaldes de los
diferentes cantones para que se haga una ordenanza o que se establezca que
estos vendedores se coloquen a varios metros de distancia de los planteles,
pero no se ha conseguido nada.
Todas estas situaciones que generan la venta de comida chatarra han
hecho que los adolescentes presenten enfermedades como hipertensión, obesidad y
otros. Por ello se recomienda que se denuncien estos casos a los Ministerios de
Educación y Salud. (JM)
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