Llegar a Biblián todos los días a
las seis de la mañana, tocar cada funda de basura que se encuentra en las
esquinas y escoger botellas de plástico, es el trabajo que realiza diariamente
Diana Buestán Palaguachi.
Al trabajo no viene sola. En sus
espaldas carga a su niño que tiene tres meses. Diana es oriunda de la Comunidad
del Salto. Escogió esta forma de trabajo porque no tiene otra alternativa. El
padre del niño, no se encuentra a su lado. Dice que trabaja en Quito, pero
desconoce cuál es el verdadero destino de su pareja.
A sus 19 años desde hace seis
meses, sale a las calles. Junto a su madre ha emprendido esta tarea de recoger
botellas vacías de plástico. Eran las 11h30 de la mañana del pasado jueves y ya
tenía tres sacos llenos de envases.
Entre gritos de hambre de su niño y la necesidad de recoger más
botellas, mira el fruto de su trabajo
pero dice “no tengo como llevar a la casa, tengo que dejar encargando
aquí en Biblián”.
La falta de transporte le impide
cargar los bultos. Según Buestán, todos los viernes entregan estas botellas a
una empresa de gaseosas. En este lugar les pagan dos centavos por recipiente. Por
cada cinco botellas que vende puede
comprar un pan. Pero ella sabe que
también necesita: comida, pañales para su pequeño niño y de paso también para
alimentar a su madre.
Lleva puesto una camiseta verde
de Alianza País, y dice no recibir el bono solidario o alguna ayuda del
gobierno.
A la ciudadanía del cantón pide
que le ayuden con la separación de las botellas de plástico en una funda
diferente, ellos recogerán antes que pase el recolector. Esto le facilitaría el
trabajo de recorrido diario que hace en la ciudad.
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