Hasta los bajos de la Curia llegaron ayer un centenar de habitantes de
las comunidades de la parroquia San Miguel de Porotos del cantón Azogues, para pedir
que no se cambie al párroco Galo Idrovo.
Indignados por el anuncio de la separación del sacerdote, a quien
consideran como un guía y amigo que siempre apoyaba a la parroquia en sus
necesidades, lamentaban la decisión.
“Nosotros no queremos por ningún motivo que el padre se aparte,
porque él tiene muchos proyectos y propósitos” dijo Julio Moisés Cordero. A su
criterio, existiría una persecución de parte de la primera autoridad de la
parroquia, porque el párroco tendría propuestas buenas y eso no le gusta.
Ante la petición, el obispo de la Diócesis de Azogues, Carlos Aníbal
Altamirano, señaló que en el nuevo Plan de Pastoral se establece que los
cambios de párroco se deben realizar cada seis años, y el sacerdote Galo Idrovo
ya estaría nueve años en San Miguel de Porotos.
Aclaró que no existe ninguna persecución, porque inclusive hace dos
meses se hicieron algunos cambios y ahora se planifica hacer 13 cambios en las
diferentes parroquias. “La cuestión en nosotros es obedecer y servir
desinteresadamente para la gloria de Dios y del pueblo”, sostuvo el obispo.
Todavía no se determina el lugar a donde será enviado el sacerdote,
aunque se le designó la parroquia Gualleturo del cantón Cañar, a donde en un
inició ya habría aceptado ir, pero luego por cuestiones de salud cambió de
opinión.
La separación definitiva se concretará después de Carnaval.
Finalmente algunos habitantes se resignaron a aceptar la decisión y
manifestaron que continuarán trabajando con el sacerdote que llegue. (JM)
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