lunes, 25 de febrero de 2013

Calles destruidas por cambio de tubería de agua y escalinata necesita limpieza



Los moradores del barrio Calvario Bajo se sienten inconformes por arreglos y cambios de tuberías de agua potable que se realizó en el mes de diciembre, lo que ha dejado las  calles destruidas, además de que no tienen información sobre el costo de los trabajos.

Ramón Cuca, morador del sector, dijo que todavía no terminan de pagar las cuotas al municipio por los arreglos de las veredas y el asfalto de la calle Rumiñahui y ahora se les cobrará  también por el cambio de tubería.

Recién están empezando a rellenas algunos en las aceras que quedaron abiertas, pero los trabajos están lentos, esperamos que nos dejen en las condiciones que estaba la calle, ya que pagamos el impuesto de mejoras por el asfalto que se colocó.

Julio Cayamcela, morador de la calle Cacha, dijo que se siente preocupado, ya que es una persona de la tercera edad y le informaron que los trabajos que realizaron deberán cancelar durante siete años, pero espera que se les ayuden mediante beneficios o descuentos, ya que el costo es alto.

Calle Juan Montalvo está destruida

Nelly Cajamarca, moradora del barrio, dijo que por las fuertes lluvias de los últimos meses las tuberías del sistema de alcantarillado colapsaron, por lo que la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado (Emapal) rompieron el asfalto para intentar solucionar el problema, pero dejaron vía destruida y los trabajos inconclusos.

Los huecos fueron rellenados con lastre, pero el destrozo es tan grande que no podemos ni parquear los vehículos. Además las piedras y el lodo se acumulan cada que llueve y es llevado por la corriente hasta la calle Emilio Abad.

Esperamos que concluyan los trabajos, ya que esta calle sirve de ingreso al Centro de Rehabilitación física y mental “Magdalena Muñoz”.

Escalinatas en mal estado

Teresa Sanango, moradora del sector sur del convento Franciscano, explicó que en este sector existe una escalinata conocida como “Chapera” que está olvidada por el municipio, y que une a la calle Rumiñahui con la José Joaquín de Olmedo.

Las gradas están agrietadas, con llano sin cortar y llenas de basura, y es un acceso obligado de las personas que suben y bajan del Santuario Franciscano, lo que causa una mala imagen para la ciudad. (XGS)

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